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Las Letanias del Santo Rosario

Significados y fundamentos Bíblicos de las invocaciones y títulos marianos en las Letanías de la Virgen María

Yo me preguntaba el porqué y para qué tanta letanía y que significaba cada una de ellas. Se me hacìan aburridas y si alguna vez llegaba a rezar el Rosario, las evadia, me brincaba a la señal de la cruz. Dijera Jesus, "no saben lo que hacen," al dejar por fuera estas dedicatorias a la Virgen María al final del rezo del Rosario. Muchos católicos recitan las letanías por costumbre, sin analizar qué es exactamente lo que están recitando, muchos no las comprenden, y peor aun, muchos las omiten de sus Rosarios como lo hacìa yo. 

Yo ahora entiendo que las letanías solo se pueden comprender cuando la persona ama a la Virgen María, cuando uno comprende los piropos que èstas significan a la Gran Mujer que tuvo la dicha de ser la Madre de Dios. La mayoría de las definiciones sobre las letanías las describe como una "serie de alabanzas y súplicas ordenadas, repetidas y concordes entre sí, por las que se ruega a Dios y su madre Santa María." En pocas palabras son un poema dirigido a la Virgen, como cuando un hijo le dedica un poema a su madre. Son un conjunto de halagos dedicados a la Virgen María, tal como un hijo halagaría a su madre.

La práctica de oraciones litánicas es una de las más comunes. Se les encuentra ya desde las sinagogas judías, donde se realizaban 18 bendiciones en las que se enumeraban las diferentes categorías sociales de las personas y las necesidades de estas. San Pablo hace alusión a esta costumbre (1 Timoteo 2, 1-2). Fue en los primeros siglos del cristianismo, cuando se comenzó a invocar la intercesión de los santos y de María, para el siglo XV y XVI se habían multiplicado, siendo la más moderna la creada por el papa Juan Pablo II.  

Madre
En la Biblia encontramos que María es, efectivamente, la madre de Jesús: "Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús" (Lucas 1, 27). Es también la madre de Dios, que es Jesús (Lucas 1, 43), y madre de los creyentes representados en el apóstol Juan (Juan 19, 25-27).
Virgen
La encarnación de Jesús es de manera virginal, sin ninguna intervención humana, sino por obra del Espíritu Santo (Isaías 7, 14) (Lucas 1, 26-38). Desde los primeros años del cristianismo, María fue llamada “La Virgen” porque de manera única y singular vivió totalmente para Dios en apertura constante a su plan salvífico. Desde entonces la virginidad ya no fue maldición ni soledad sino la señal divina (cfr. Is 7, 14). La prueba que demuestra efectivamente que Cristo es el Hijo de Dios que ha venido para salvar a los hombres.

Santa 
María es Santa por ser la Llena de Gracia (Lucas 1, 28). La expresión “Santa María” resume la totalidad de la experiencia de aquella a quien todas las generaciones llaman bienaventurada, de aquella en quien el Todopoderoso realizó grandes cosas (cfr. Lc 1, 48). Decir Santa María es reconocer la obra admirable de Dios en esta pequeña mujer inmaculada, pero al mismo tiempo también es admirarnos de su trayectoria terrestre: su fe, su esperanza y su caridad. Proclamar a María “Santa” es alabar a Dios dador recibidos y tomar conciencia del llamado que tenemos todos los cristianos a la santidad (cfr. Mt 5, 48).

Reina 
Si Jesús es Rey, María tiene que ser Reina, ¿Por qué? La Biblia hace mención que por aquellos tiempos y lugares la reina no era la esposa del rey, sino la madre del rey (Jeremías 13, 18). El mismo caso se da con el rey Salomón, hijo de David, y su madre Betsabé (1 Reyes 2, 19-20). Ahora, como Jesús, también es hijo de David (Lucas 1, 32), su madre, María, también es una Reina Madre, al igual que Betsabé. 

 

Después de haber analizado estos títulos de María que se repiten constantemente dentro de las letanías, ahora le explicaremos a continuación el significado y fundamento bíblico de cada una de ellas, en el orden por el que aparecen en todos los libros de oraciones.
 
- Santa María
"«¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo»." (Lucas 1, 28). Ver la sección "Santa".
"¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!" (Lucas 1, 42). María es la única mujer que ha sido bendecida de manera extraordinario como es el haber sido la Madre del Salvador. 
 
En la Biblia se nos habla de otra mujer, Jael, de quien dice que es "¡Bendita entre las mujeres que habitan en carpas!" (Jueces 5, 24), por qué al enemigo, Sísara "[...] le partió la cabeza, le machacó y le atravesó la sien." (Jueces 5, 26). Por el contrario, María es bendita no solo entre las mujeres de las carpas, sino entre todas las mujeres, por qué le aplastó la cabeza al enemigo, Satanás, al haber nacido sin mancha para poder albergar en su seno al Santo de los santos.
 
- Santa Madre de Dios 
(Isaías 7,14) (Lucas 1, 26-38) Jesús es Dios (Juan 1, 1) (Lucas 1, 43). No es lo mismo ser Madre de Dios que Creadora de Dios, son dos cosas muy distintas. María, al ser la Madre de Jesucristo, es Madre de un perfecto Hombre, pero también del perfecto Dios.

 

- Santa Virgen de las vírgenes
(Isaías 7, 14) (Lucas 1, 26-38). La virginidad de María manifiesta la iniciativa absoluta de Dios en la Encarnación. Jesús no tiene como Padre más que a Dios y para poder llevar en su seno al Hijo de Dios, María necesitaba ser virgen. La Virgen era verdaderamente casta, pura; pura en el corazón, casta en el cuerpo. Fue la primera muchacha hebrea en emitir el voto de virginidad perpetua ciertamente bajo la inspiración de Dios. La santidad es total abandono en las manos de Dios. «Oh Dios, haz de mí lo que quieras». La Virgen es en el pleno sentido de la palabra: Virgen de las vírgenes. La Virgen por excelencia por haber sido la Virgen Madre de Dios.

 
Además de no conocer varón, lo hizo solo por amor de Dios, lo cual la convierte en Virgen y le da una distinción entre todas las demás. La virginidad de María no es común, es única, perfecta, sublime y que añadió a su Pureza Virginal un sello de consagración y de perpetuidad.
 
 
- Madre de Jesucristo
"Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús". (Lucas 1, 31). Cuando María contesta "Hágase en mi, según tu palabra", Dios Hijo se hace hombre. Desde ese momento Jesucristo ya es hijo de María, y ella su madre.

Tiempo atrás en la historia de la Iglesia, a nuestra Santísima Madre le fue dado el título de «Madre de Cristo». La palabra proviene del latín Christus, y este del griego antiguo Χριστός, Christós, es una traducción del término hebreo «Mesías» (מָשִׁיחַ, Māšîaḥ), que significa «ungido». Nosotros los  cristianos (los que seguimos a Cristo) creemos y confesamos que Jesús es el Mesías (Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, María al ser madre de Jesús, es también madre de Dios y madre de Cristo.

- Madre de la Divina Gracia
(Lucas 1, 28) (Lucas 1, 26-38). Esta letanía significa dos cosas: que es Madre de Cristo (la Gracia Suprema) y que es mediadora de todas las gracias. Cristo, manantial de la divina Gracia. María, Madre de Cristo, Madre de la divina Gracia. Por eso el Ángel Gabriel la llama "Llena de Gracia".
 
- Madre Purísima
(Lucas 1, 28).  María no conoció varón, tuvo parto virginal. Limpia de corazón. Toda su alma en Dios Padre, todo su cuerpo en Dios Hijo; todo su espíritu en Dios Espíritu Santo. La maternidad de María respecto de nosotros no es simbólica o puramente moral. Verdaderamente María es nuestra madre porque nos ha dado una vida nueva: la Vida de Cristo. Alabamos y exaltamos la pureza de María en superlativo, porque ésta no procede de ella misma sino de Dios que la hizo una criatura perfecta, sin sombra de pecado. Por eso Ella, por los méritos de Cristo, su Hijo, es capaz de regenerarnos en la virtud para que podamos vivir en armonía completa con Dios y nuestros hermanos.

 

- Madre Castísima
(Lucas 1, 28) (Lucas 1, 38). Castidad es ofrecer todo el propio ser al servicio de los planes de Dios. Así lo hizo María cuando aceptó la voluntad de Dios y se convirtió en Madre del Salvador. La castidad es la virtud por la cual el hombre integra todas sus fuerzas de vida y de amor depositadas en él. Esta integridad asegura que el hombre pueda entregarse totalmente a Dios y servirle con todo su corazón. Llamamos a María “castísima” porque estuvo plenamente dispuesta para el trabajo del Reino, ella es el modelo por excelencia de la mujer consagrada que ama a Dios y a los demás con un corazón indiviso y libre. María nos descubre que la castidad no es virtud pasada de moda sino fuerza para conquistar los ideales.


- Madre intacta o inmaculada 
(Lucas 1, 28) Era lógico que el Hijo de Dios se engendrase en una carne sin pecado alguno. A Dios no le puede ver cara a cara sino alguien sin pecado (Apocalipsis 22, 14). Así como la Morada era santa y pura por qué el Señor la cubría con su gloria (Éxodo  40, 34-35), así también era María, cuando Dios Trino descendió plenamente en ella (Lucas 1, 35). Esto aplica también para la letanía de "Madre sin mancha".
 
- Madre amable
(Lucas 1, 36- 39) (Lucas 1, 56) (Juan 2, 3) Las Escrituras dicen que María se tomó la molestia de ir a casa de su prima Isabel cuando se enteró que esperaba un hijo, y permaneció a su cuidado hasta que Isabel dio a luz. También fue atenta cuando se enteró de que faltaba vino en las bodas de Caná. La Biblia también dice que "Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él." (1 Juan 4, 16). En María también se cumplió esto, pues Dios permaneció en ella, no solo espiritual, sino también físicamente en ella. Ese amor lo demostró también al ser madre.
 
- Madre del buen consejo
(Juan 2, 5) María nos da el mejor consejo de todos cuando nos dice: "«Hagan todo lo que él les diga»" (Juan 2, 5). Efectivamente, el mejor consejo es decirnos que hagamos la voluntad de su Hijo, que vivamos sus enseñanzas. Este título le fue otorgado a Nuestra Señora por el papa Leon XIII en el año 1903


- Madre del Creador
(Génesis 1, 26) (Juan 1, 1) (Colosenses 2, 9) (Filipenses 2, 6) (Juan 1, 14) Si conocemos bien lo que es la Trinidad, sabremos que Jesús también es Dios, y por tanto el fue el que creó el mundo. Así lo demuestra el Génesis cuando Dios dice en plural "Hagamos" al hombre. Cómo María es madre de Jesús, Dios y hombre, es también Madre del Creador. Si reflexionamos en esto, veremos que se esconde un mensaje muy hermoso: El Creador mismo quiso nacer como una de sus criaturas para entenderlos y salvarlos".
 
- Madre del Salvador
(Lucas 1, 31) (Lucas 2, 11) María fue madre de Jesús, aquél cuya misión era redimir el mundo y devolverle su relación inicial con el Padre que perdieron Adán y Eva. Mucho tiempo antes del nacimiento de Jesucristo, el Profeta Isaías había predicho que una virgen concebiría, y que nacería de ella un niño, que sería llamado Emmanuel, que significa  Dios con nosotros. José, el Esposo de María, fue particularmente instruido por el Ángel que le dirigió estas palabras: Lo que ha nacido en ella ha sido formado por el Espíritu santo, dará a luz un niño, a quien le pondrás por nombre Jesús, es decir Salvador, porque salvará a su pueblo. Ahora bien, las predicciones que se verificaron prueban evidentemente que María es la Madre del salvador del Mundo.


- Madre de la Iglesia
(Lucas 1, 31) (Juan 19, 27) (1 Corintios 12, 27) (Efesios 5, 29-30) Eva es considerada la madre de los hombres, María lo es también en grado más perfecto. Ella fue madre del cuerpo físico de Jesús, y por ende también lo es del cuerpo místico de Jesús, a quien la Biblia lo identifica con la Iglesia, la cual somos todos los cristianos católicos. Jesús le da a su madre al apóstol Juan, quien nos representa a todos nosotros. María es por tanto Madre de la familia de Dios, la Iglesia.
 
- Virgen Prudentísima
(Lucas 1, 34-35) (Lucas 2, 19)
Ante el anuncio de que concebirá al mismo Hijo de Dios, permanece constante en la resolución de su virginidad. Ella no es incrédula como Zacarías, sabe por el Profeta Isaías que el Divino Mesías prometido ha de nacer de una virgen, pero pregunta el cómo, requiere una explicación, ésta es prudencia sobrenatural y divina. 

Con este título, la Iglesia tributa a María un gran elogio, pues la prudencia es la primera de las virtudes cardinales y es la virtud moral que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno para seguirlo o malo para apartarse de él. Prudencia es cautela, es moderacion, sensatez, buen juicio … además, es la que dirige y regula todas nuestras acciones.

La vida cristiana sin la prudencia pierde toda belleza, toda fecundidad de bien. La prudencia, virtud moral se adquiere de ordinario con los años. María es tanto más digna de alabanza porque fue prudentísima desde su tierna edad; excepcional prudencia más celestial que terrena, más infundida por Dios que adquirida con el estudio, con la práctica o con la edad.
 
- Virgen Venerable
(Lucas 1, 28) (Lucas 1, 42) (Lucas 1, 48)
Veneración es admiración, afecto, anhelo de exaltación. Movimiento del espíritu que dirige el centro del alma al corazón de la persona venerada, de la persona amada. Esto es lo que sentimos los cristianos hacía María. No la adoramos a ella ni a sus estatuas, sino que le rendimos respeto profundo  y le damos gran admiración por las obras que Dios hizo en ella (Lucas 1, 49), en esto se cumple la promesa de que todos la llamarían feliz o bienaventurada de generación en generación.

Como católicos veneramos a la Virgen María, bajo lo que se conoce como «hiperdulía», en razón de la excelencia de sus virtudes por sobre los demás santos. Y veneramos a los santos, en lo que se conoce como «dulía», reconociendo que todo lo que han recibido es un regalo de Dios y ellos son solamente un reflejo de las perfecciones divinas obtenidas por los méritos de Cristo en la Cruz. 

De igual manera es "Virgen Digna de Alabanza", por qué tuvo gran fe y entrega total a Dios y el cariño que tuvo a los demás. Bien Isabel le dijo: "Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor" (Lucas 1, 45).
 
 
- Virgen Poderosa
(1 Reyes 2, 20) (Juan 2, 3-5)
Sólo Dios es poderoso y Todopoderoso por virtud propia, Aquellos (as) a quienes Dios les comunique poder es por voluntad de Él (poder participado). Cuando decimos que María Santísima es poderosa, no la igualamos a Dios, ni decimos que Ella lo sea por sí misma, este poder, del cual Ella está revestida le viene de Dios, le fue comunicado por gracia especial de Dios.
 
María es poderosa porque su poder se asocia al de su Hijo Jesucristo. Su divina Maternidad es el fundamento principal de su poder. Ella consigue todas las gracias de Jesús, pues si Salomó no se lo negaba a su madre Betsabé, mucho menos Jesús a su madre María.
 
- Virgen Clemente (o misericordiosa)
(1 Timoteo 2, 1) (1 Juan 4, 21) (Lucas 15, 10)
Ella sabe que Dios quiere perdonar y pide para que él perdone. El amor de Dios, se manifiesta en el amor al prójimo, y este a su vez en la preocupación por los demás. Así es María. Ella se preocupa de todos sus hijos, los seguidores de su hijo Jesús, en especial por los pecadores, por qué quiere que se reconcilien con Jesús y así halla gozo en el cielo.
 
- Virgen Fiel
(Lucas 1, 38) (Juan 19, 25) 
Fiel a la llamada de Dios. Fidelidad sin condiciones. Fiel al pie de la cruz. Fiel en el gozo y en el dolor, en el oprobio y en la gloria, en Nazaret y en Belén, en Judea y en Egipto, durante el triunfo del Hijo y en su muerte sobre la Cruz en el Calvario. La fidelidad es aquella virtud que nos inclina a mantener, a cumplir las promesas hechas. Es una virtud afín a la justicia. María fue fiel a Dios.
 
- Espejo de Justicia
(Colosenses 1, 15) (Jeremías 23, 6) (Malaquías 3, 20) 
Jesús es la imagen de Dios invisible, el reflejo de Dios mismo, que Jeremías describe como "la justicia". Ese mismo Dios de justicia vendría a salvar a los hombres, como un Sol de Justicia para consumir a los impíos. Ahora, ¿Brilla la Luna por sí misma? No. Refleja la luz del Sol. Entonces María es como la Luna, que refleja la luz del Sol de Justicia, es decir de Dios, de Jesús. Por eso María es un Espejo de Justicia.
 
- Trono de la Sabiduría
(1 Corintios 2, 7) (Juan 16, 30) (Juan 2, 24-25) (Sabiduría 1, 4)
Jesús, Dios, es el que tiene toda la sabiduría del universo, y la más perfecta. En las Escrituras vemos que los apóstoles reconocían que Jesús sabía todo. En otros textos leemos que está sabiduría de Dios es infinita y que con ella creó este mundo, lo hizo perfecto en un inicio (Génesis 1, 31). Esta misma Sabiduría se hizo hombre y vino a poner su morada en el seno de María. La Biblia dice que la Sabiduría no habita en un cuerpo sometido al pecado. 

Este es título devocional que se deriva de la traducción del latín sedes sapientiae, que significa Trono de la sabiduría. En muy diversas, esculturas y otras obras,  María está sentada sobre un trono con el Niño Santo en su regazo. Esta imagen apareció en Europa en el siglo XIII, y se basó en iconos bizantinos anteriores.

Jesús, después de nacer fue llevado en sus brazos durante sus primeros años y estuvo sentado sobre las rodillas de María. Siendo realmente también, por decirlo así, el Trono humano de Aquel que reina en el Cielo. Además por que la Sabiduría misma, hizo de su purísimo vientre, un trono que le acogió durante 9 meses.

Además de la sabiduría Divina inspirada por el Espíritu Santo, María durante su vida terrenal, compartió con Jesús 30 años. Allí, en la pequeña casita de Nazaret, durante las largas tardes y noches (no había ni televisión ni Internet!) que tenían lugar luego de los quehaceres diarios, la Sagrada Familia compartía en pleno. Jesús revelaría tanto a María como a San José, con lujo de detalles el plan del Creador (¿alguna vez te preguntaste la razón por la que María no fue a ver la tumba de Jesús el Domingo de resurrección?.) Por todo el conocimiento recibido de su hijo Jesucristo, Nuestro Señor, María es también llamada Sede de la Sabiduría.  En la actualidad celebramos esta fiesta el 8 de julio.
 
- Causa de nuestra alegría
(Lucas 1, 28) (Salmo 112, 1) (Salmo 119, 1-2) 
La alegría normal, es aquella que frivola, falsa, breve o basada en bienes materiales. La alegría cristiana es por otro lado la tranquilidad de conciencia, la amistad con Dios, paciencia en las adversidades, esperanza en los bienes eternos y el cumplir con la voluntad de Dios. El cumplir con la voluntad es una fuente de alegría por qué te hace estar bien con Dios y con el prójimo y te da una paz interior en el alma que no se consigue si se hiciera por pura moral o ética.
 
María supo cumplir con la voluntad de Dios, por eso ella es muy alegre, por qué vivía en amistad con él. Por otra parte, su misión, el ser madre de Dios, fue para ella de gran alegría,  no por nada el Ángel la saluda diciendo: "Alégrate". Esa misma alegría debe tener nosotros, por qué el que ella aceptara la voluntad de Dios, nos trajo la salvación, y debe entonces causa de nuestra alegría.

Ella es causa de mi alegría porque me llevó a los brazos de su Hijo Jesús!
 
- Vaso espiritual
(Jeremías 51, 34) (Salmo 2, 9) (Isaías 64, 8) (Proverbios 25, 4) (Romanos 9, 20-21)
En las Escrituras, enseña Santo Tomas de Aquino, que los hombres son comparados con vasos, de manera metafórica se le llama vasos o recipientes a los hombres. En aquel tiempo los vasos - hechos de barro- eran modelados por el alfarero para darle la forma deseada. Así Dios era comparado con ese alfarero, y los hombres con los vasos, que Dios moldeaba según sus designios.
 
María fue "modelada" de manera perfecta, para nacer sin mancha y poder albergar en ella a Dios mismo. ¿Quiénes somo para reprochar a Dios por qué nos hace o hace de cierta manera a las personas? Eso dice San Pablo en su carta a los romanos. ¿Quiénes somos para reprochar porqué Dios, alfarero perfecto, quiso modelar de tal manera a María? Ella fue por tanto un vaso perfecto, que esta siempre Lleno de Gracia.
 
Debido a esta dignidad y a las virtudes que tuvo María por ser Madre de Dios, se le considera un Vaso Espiritual, donde fue a habitar Dios mismo, y por esto mismo también es considerada Vaso Honorable.
 
- Rosa Mística
(Cantar 2, 1-2)
A María se le relaciona con las flores, en especial con la rosa, por considerarse, la reina de las flores. La rosa nace, crece y se vuelve una hermosa flor, rodeada de espinas. Así María nació, creció y se volvió una hermosa joven santa, que sería después Madre de Dios, pero a la vez sufriría por esas espinas, como lirio entre cardos, como dice el libro del Cantar de los Cantares. Sufrió pobreza, persecución y huida a Egipto, y dolor por la muerte de su Hijo.
 
Es bien sabido que la rosa es la flor predilecta de Nuestra Señora. En el Tepeyac, la Virgen Santísima instruyó a Juan Diego a recolectar Rosas de Castilla, las que colocó en su tilma y posteriormente revelaron su milagrosa imagen. Durante las apariciones de La Sallete, Nuestra Señora llevaba puesta una hermosa guirnalda de Rosas, en Lourdes, Nuestra Señora llevaba un rosa dorada en cada pie. Además, es ampliamente conocido entre los fieles devotos marianos, que es mediante un hermoso perfume a Rosas, por el que se manifiesta su presencia. Durante las apariciones de Nuestra Señora en San Nicolás (aparición aprobada con culto) Nuestra Señora nos deja saber: «Aquél que huele el perfume de mis rosas, conmigo camina. Gloria al Señor”. No está demás recordar, que Su oración predilecta es el rezo del Santo Rosario, y que cada Avemaría que rezamos, es como una rosa que depositamos a los pies de Nuestra Señora.
 
- Torre de David 
La torre fue uno de los elementos defensivos dispuestos por el Rey David para la defensa de la ciudad de Jerusalén. La torre se eleva por sobre toda la construcción  y se convierte en el reducto defensivo por excelencia, protegiendo a quienes defienden la fortaleza o ciudad. Así también nuestra Señora, su pureza y belleza la elevan sobre todas las criaturas y se ha convertido en la principal defensora de la Santa Iglesia, sobre todo contra las herejías. Donde está Nuestra Señora, no existe la herejía. Así también nuestra Señora brinda amparo y refugio seguro a quienes acuden bajo su protección.  En los momentos de debilidad y de tentación, donde sufrimos los embates del enemigo, hemos de invocar su Santísimo Nombre, después de todo no olvides, que Nuestra Señora, así como una fortísima torre, nos ayudará a repeler al pérfido Satanás y a sus esbirros que buscaran y se ingeniaran mil y una formas para hacer perder nuestras almas.

- Torre de Marfil
(Cantar 4, 4) (Cantar 7, 4)
El libro del Cantar de los cantares contiene alusiones a que el cuello de la Amada es como Torre de David, como Torre de Marfil. A esto dice San Antonio María Claret (Siglo XIX): "La razón es muy clara. Nadie se puede salvar sin el auxilio de la gracia que viene de Jesús, como cabeza que es de la Iglesia o cuerpo, y María es como el cuello que junta, por decirlo así, el cuerpo con la cabeza; y así como el influjo de la cabeza al cuerpo ha de pasar por el cuello, así, pues, las gracias de Jesús pasan por María y se comunican al cuerpo o a los devotos, que son sus miembros vivos". Por eso, estas relaciones del cuello como torre se aplican muy bien a María. 
 
- Casa de Oro y Arca de la Nueva Alianza
(Éxodo 25, 10 -16) (Hebreos 9, 4) (2 Samuel 6, 9) (Juan 6, 51) (Hebreos 4, 14) (Juan 1, 14)
El Arca de la Alianza fue hecha de oro puro por dentro y por fuera, así sería digna de llevar adentro lo más valioso para Israel. Un cofre de oro con el maná, el pan que bajo del cielo, la vara de Aarón, el sumo sacerdote, y las tablas de la Ley, la palabra de Dios escrita, conocidos como los Diez Mandamientos. Cierta vez David no quiso que el Arca entrara en su casa (2 Samuel 6, 9) sino que permaneció en la de Obededom por tres meses (2 Samuel 6, 11) donde bendijo a todo su familia.
 
María por su parte, fue pura y sin mancha por dentro y por fuera desde su nacimiento, así sería digna de llevar adentro lo más valioso para el mundo. Jesús, el verdadero Pan bajado del cielo, Sumo y Eterno Sacerdote, y Palabra de Dios hecha carne. Cierta vez, María fue a visitar a Isabel, su prima, está se sintió indigna de su visita (Lucas 1, 43), pero aún así la recibió y permaneció tres meses en su casa (Lucas 1, 56) hasta que nació Juan Bautista. Por esto María es el Arca de la Nueva Alianza, la Casa de Oro.
 
- Puerta del Cielo
(Ezequiel 43, 1-7) (Ezequiel 44, 1-2) (Lucas 1, 34-35)
Los Padres de la Iglesia vieron en la puerta que nos describe el libro de Ezequiel, una figura de María. Ezequiel nos narra que el Señor entró por esa puerta a su Santuario, pero sin abrirla. Dios dio orden de nunca abrirla, y que nadie entraría por ella, por qué él ya había entrado por ella. De igual manera, María es esa puerta, por la que entró Dios a ella, su Santuario, y ahí tomo su cuerpo y se hizo hombre. Dios entró en ella, engendró pero nadie la tocó. Nadie la tocaría ni la mancharía, por qué él ya había entrado en ella.

Cuenta además la tradición, que San Lucas, además de ser evangelista, era pintor e historiador. A él se le atribuye el haber pintado diversos iconos de Nuestra Señora. Uno de estos íconos se llamaba «Puerta del Cielo», y lo empleó durante una catequesis inspirada por el Espíritu Santo. Este icono estuvo a punto de ser destruido siglos más tarde cuando los enemigos de la fe querían poner sus manos sobre el para profanarlo. El ícono fue tirado al mar por una mujer de Nicea para evitar que cayera en manos enemigas. Fue rescatado por monjes del Monasterio de Ivirón, en el monte Athos, quienes lo colocaron dentro del templo. Por tres días seguidos el ícono aparece por sí solo en el umbral de la puerta del monasterio, así pues la llamaron “Puerta del Cielo”, permaneciendo ahí por más de 1200 años.

En 1920, un monje pintor de Athos hizo una reproducción y se la regalo a un monje amigo de Rusia, que era profesor de arte iconográfico en Montreal, Canadá. Pasaron los años, este monje murió y le heredó la pieza a su discípulo José quien llevó a bendecir la imagen con el Padre Rolando Persico. Al momento de bendecirla se produjo una emanación de aceite perfumado y transparente…. se repartieron numerosas estampitas y cromos que también manaron este aceite.
 

- Estrella de la Mañana
(Malaquías 3, 20) ó (Malaquías 4, 2) (según su versión de la Biblia) (Lucas 1, 78) (Cantar 6, 10)  (Apocalipsis 22, 16)
Las Escrituras comparan a Jesús con el Sol. Así como el Sol surge al amanecer para traer sus rayos para iluminar, y, así Jesús surge en la historia para iluminar a los que están en tinieblas, es decir, en el pecado. Ahora, es un hecho natural que antes del amanecer, existe una llamada "estrella de la mañana" o "lucero del alba" que anuncia la salida del sol. Este astro, que no es más que el planeta Venus, brilla con intensidad tres horas antes del amanecer.
 
María por tanto anuncia la llegada del verdadero Sol de Justicia. Ella surge como la aurora, dice el libro del Cantar de los Cantares. Dijo en una ocasión el papa Inocencio, como la aurora señala el fin de la noche y el comienzo del día, así María puso fin al pecado al dar a luz a Jesús, el Salvador.
 
- Salud de los enfermos
(Cantar 4, 11-15) (Marcos 1, 34) 
María nos trajo la Salud a los enfermos, por qué nos dio al médico divino, a la medicina perfecta. Jesús en vida pasando curando de muchos males, y lo sigue haciendo en el Cielo. El Cantar de los Cantares hace alusión a María como una mujer que destila miel, como jardín del que brotan frutos exquisitos, del que brota un manantial. San Bernardo dijo: "Jesús es miel en la boca,melodía en el oído, gozo en el corazón. ¿Hay alguno entre nosotros que estén tristes? Que Jesús entre en su corazón, y luego se muestre en su rostro, y he aquí que delante del resplandor que se levanta de su nombre, toda nube se desvanece y regresa la serenidad."  Sin duda todo eso que brota del jardín es Jesús, la medicina física y espiritual perfecta.

 

- Refugio de los pecadores

(1 Juan 2, 1) (Mateo 11, 28) (Santiago 5, 16)
Así como María ofreció refugio seguro en su virginal seno a Nuestro Señor Jesucristo, así también María es el refugio de todos los pecadores quienes con verdadera intención de enmendarse, buscan su maternal regazo, implorando y suplicando su protección. Si bien es cierto, Cristo es nuestro único mediador frente al Padre, María es la intermediaria entre Jesús y los pecadores.

Desde los inicios de la devoción a esta advocación propalada por el Beato Antonio Baldinucci, se hablaba ya del rasgo peculiar que distinguía a Nuestra Señora como «del Refugio», por la que por su intercesión y mediación ante el Único Mediador, Jesucristo Nuestro Señor, se constituía en seguro refugio de nuestro peregrinar en este mundo, con todos sus peligros, angustias y luchas.

Este titulo es establecido por el papa Clemente XI, quien concedió la coronación pontificia el 4 de Julio de 1719. Así, quedo establecido el titulo mariano, «Nuestra Señora del Regugio de los Pecadores. En aquellos días, Europa se veía plagada no sólo por los errores cismáticos de los jansenistas, que tuvieron entre sus muchas consecuencias, el enfriamiento de la piedad y de la devoción de los fieles, sino también, por diversas pestes que ocasionaron innumerables muertes en aquel continente.

 

- Consoladora de los afligidos
En la Biblia se llama “consuelo de Dios” a las acciones con las que Dios viene en ayuda de su pueblo sometido a la opresión. El mayor consuelo que Dios ha enviado a los hombres ha sido su hijo Jesús. El anciano Simeón, que esperaba “el consuelo de Israel” (Lc 1,25), bendice a Dios al tener a Jesús niño en sus brazos. Santa María Virgen se llama “Madre del consuelo” o “Consoladora de los afligidos”, porque por medio de ella Dios envió al “consuelo de su pueblo”, que es Cristo. Ella, cuando estuvo junto a Cristo que sufría en la cruz, mereció esa felicidad prometida por el Evangelio: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” (Mt 5,5). Después de la resurrección de su Hijo, recibió ese consuelo, y por eso puede consolar a sus hijos en cualquier lucha (cf. 2 Cor 2,3-5). El Concilio Vaticano II dice que “La Madre de Jesús… precede con su luz al pueblo de Dios peregrinante, como signo de esperanza segura y de consuelo” (Lumen Gentium 68).

- Auxilio de los cristianos
El 7 de octubre de 1561, tuvo lugar una de las batallas más decisivas en la historia de la humanidad: La batalla de Lepanto. En ella, la flota cristiana, se enfrentó a la poderosa flota musulmana que estaba decidida a conquistar todo occidente hasta Gibraltar.
Antes de aquel glorioso día, los reyes católicos en Europa estaban divididos, y todos parecían ignorar las intenciones y el inmenso peligro que el auge musulmán suponía. La caída de la Europa cristiana era inminente.
El papa Pio V parecía ser el único que percibía el peligro, decide pedir ayuda, pero nadie le hizo caso. La flota musulmana ya se estaba ensamblando en descomunales dimensiones y la amenaza de un ataque se convirtió finalmente en algo real.
A las 6 de la mañana de aquel día y bajo el mando de Juan de Austria, la Liga Santa (nombre que recibe la flota conformada por naves de diversos países aliados) divisan en el horizonte a la poderosa escuadra Otomana. Ambos bandos eran conscientes que del resultado de aquel combate que estaba a punto de dar inicio, dependía el futuro de la Europa y la cristiandad.

En todas las naves de la Liga Santa, se dio la orden de rezar el Santo Rosario. En Europa previamente y días antes del combate, el Papa Pio V había ordenado en todos los países cristianos, el ayuno y el Rezo del Rosario, suplicándole a la Santísima Virgen su auxilio ante aquel peligro.
Mientras la batalla tenia lugar, el Papa Pio V se encontraba rezando el Rosario en su capilla. De pronto, el Papa salió de la misma y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos.
Semanas más tarde llegaría el mensaje de victoria por parte de Juan de Austria (quien atribuyó la victoria a la mediación de la Santísima Virgen). Agradecido, el Papa Pio V decide entonces instituir el dia de «Nuestra Señora de las Victorias» y se agrega “Auxilio de los Cristianos” a las letanías de la Virgen María. Más adelante, el nombre de esta festividad sería cambiado a «El día de la Virgen del Rosario» por el Papa Gregorio III.

- Reina de los ángeles
La última parte de las letanías lauretanas se refiere a María como Reina: Reina de los Ángeles y Reina de todos los Santos en cada uno de sus coros, Reina del cielo, de la tierra, de la creación. A partir del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Efeso proclama a la Virgen ‘Madre de Dios’, se comienza a atribuir a María el título de Reina (por ser madre del Rey de reyes y Señor de señores). El pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento de su dignidad excelsa, quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su importancia en la vida de cada persona y del mundo entero.

 

- Reina de los Patriarcas
Con el nombre de patriarcas se honra a algunos santos del Antiguo Testamento, elegidos por Dios como guardianes y depositarios de la fe en el futuro Mesías. Esta fe, avivada por las frecuentes revelaciones de Dios, fue transmitida por los Patriarcas a sus descendientes como un faro de luz en medio de las tinieblas de la ignorancia y del pecado. Los Patriarcas fueron, bajo diversos aspectos, figuras de Jesucristo; lo representaron en varios misterios de su vida, de su muerte y de su obra redentora. Y en la debida proporción representaron también a María, pues quien representa al original, representa por lo mismo a la copia fiel.

La mujer fuerte de la Sagrada Escritura (Proverbios) es una imagen de María Santísima, tabernáculo viviente de Dios. También la Iglesia Católica tiene, en un sentido espiritual, sus Patriarcas. Ellos no prefiguran a Cristo que ha de venir sino que siguen SUS huellas y lo copian con aquella perfección que es posible a la humana naturaleza vigorizada por la gracia. Estos Patriarcas son los Fundadores de los Institutos Monásticos y de las Ordenes religiosas, verdaderos padres, que dieron a la Iglesia una inmensa cantidad de almas santas.

Si María es llamada Reina de los antiguos Patriarcas, por las mismas razones debe ser llamada Reina de los nuevos, puesto que ellos procuraron imitar sus virtudes, fueron los maestros de la devoción a Ella y promovieron su culto. Además, no olvidemos que siendo Madre de Jesucristo que es el Rey de los patriarcas, el autor y consumador de la fe, ella es por esta calidad la Reina de los Patriarcas de la antigua y de la nueva ley.

 

- Reina de los Profetas
En las Sagradas Escrituras, el sentido principal que se le da al nombre de «Profeta», es el de una persona enviada por Dios, la que, por inspiración divina, conoce con la máxima certeza y por divina inspiración predice cosas o sucesos futuros, que no se pueden conocer por ningún medio humano. Unicamente Dios es el autor de las profecías. María es llamada Reina de los Profetas por dos razones: Primero porque Ella fue mostrada por Dios a los Profetas de la antigua Ley, y ellos la preanunciaron con palabras, figuras y símbolos, y segundo porque Ella misma, dotada del espíritu de profecía, conoció y predijo muchas cosas futuras.

También decimos que María es la “Reina de los Profetas” porque es la Madre de Cristo, el Profeta de los Profetas. Jesucristo es el Profeta por antonomasia. Es Palabra del Padre que nos enseña lo que ha oído de su Padre. No tiene otra verdad que la del Padre. Su alimento es hacer la voluntad del Padre. El mismo Jesús, cuando un discípulo le dice:”Enséñanos al Padre”, Jesús le contesta:”Quien me ve a mí, ve al Padre”. Cristo es el “sacramento del Padre”. La Samaritana, junto al pozo de Jacob, después de oír a Jesús, dice: “Veo que eres un profeta”.

Todo bautizado tiene que ser, también,  profeta,  porque debe anunciar el reino de Dios, con el testimonio de su vida y de su palabra, dando testimonio de vida cristiana. Cuando somos bautizados se nos dice, al imponer el Santo Crisma, “para que seas, como Cristo, sacerdote, profeta y rey.

- Reina de los Apóstoles
María es la Reina de los Apóstoles porque ejerce y supera todo apostolado, ella da a Jesús al Mundo.

Juan Pablo II en la Audiencia General del Miércoles 6 de Septiembre de 1995:

Los Hechos de los Apóstoles ponen de relieve, que María se encontraba en el cenáculo «con los hermanos de Jesús» (Hch 1,14), es decir, con sus parientes, como ha interpretado siempre la tradición eclesial. No se trata de una reunión de familia, sino del hecho de que, bajo la guía de María, la familia natural de Jesús pasó a formar parte de la familia espiritual de Cristo: «Quien cumpla la voluntad de Dios, -había dicho Jesús-, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,34).

“Ser para Cristo”: ésta es la esencia espiritual de María. El P. Santiago Alberione, organizador de obras apostólicas para los nuevos tiempos, escruta atentamente en la palabra de Dios el sentido del “apostolado”, y descubre en María la realización original y perfecta esa específica tarea apostólica de todo llamado: “engendrar” y “formar” a Cristo en los hombres.

 

- Reina de los Mártires
San Alfonso María de Ligorio sostiene que para llegar al Cielo es necesario ser mártir y nadie puede llegar al Cielo sin serlo. O bien mártir de sangre o bien mártir de paciencia.

El santo explica que María fue Reina de los mártires porque su martirio fue más cruel y más prolongado que el de todos ellos. San Alfonso recuerda que para que el martirio sea considerado como tal, basta que se sufra un dolor capaz de quitar la vida, aunque no se siga realmente la muerte. Aunque el cuerpo de María no fue herido por la mano del verdugo, su corazón bendito sintió espiritualmente todo el dolor de la Pasión de su Hijo, dolor que era suficiente para darle no una, sino mil muertes a Ella cuya sensibilidad era de una delicadeza absoluta. Recuerda el santo doctor que los demás mártires padecieron sacrificando la vida propia, pero la Virgen sufrió sacrificando la vida de su Hijo, al cual amaba mucho más que la suya propia.

María sufrió mucho en la Pasión de Cristo y sufrió sin alivio. Hay que recordar que algunos santos mártires de la Iglesia sufrieron crueles martirios como San Vicente, San Bonifacio o San Lorenzo entre otros muchos. Pero el Señor les otorgaba gracias singulares para que no sintieran el dolor físico en toda su magnitud. Por eso, San Lorenzo desafiaba a sus verdugos mientras estaba siendo quemado. Pero María sufrió sin ningún tipo de consuelo durante la Pasión. María era consciente de todos y cada uno de los insultos, burlas o desprecios que sufría Jesús y sufría espiritualmente todos y cada uno de los golpes que sufría Nuestro Señor en su cuerpo.

 

- Reina de los confesores
Para entender este titulo, es necesario aclarar primero el concepto o significado detrás de la palabra «confesores». En la Santa Iglesia Católica se llama confesores, a todos los Santos que no fueron mártires (muertos por causa de su fe). Por lo tanto, un confesor es aquel que profesa su fe en Jesucristo de manera pública y que por ella están prontos a dar la vida. Es decir, sabe del peligro implícito pero a pesar de ello, da testimonio de su fe.  Así pues, los Santos Confesores de la Iglesia, tuvieron que superar toda clase de dificultades, sortear todo tipo de peligros y practicar las virtudes en grado heroico.

De entre todos los Santos Confesores, María es la primera, la más perfecta y la más santa de todos esos héroes de virtud y santidad, por eso la Iglesia la proclama Reina de los Confesores.

 

- Reina de las Vírgenes
Esto es consecuencia de lo anterior. La virginidad de María manifiesta la iniciativa absoluta de Dios en la Encarnación. Jesús no tiene como Padre más que a Dios y para poder llevar en su seno al Hijo de Dios, María necesitaba ser virgen. La Virgen era verdaderamente casta, pura; pura en el corazón, casta en el cuerpo. Fue la primera muchacha hebrea en emitir el voto de virginidad perpetua ciertamente bajo la inspiración de Dios. La santidad es total abandono en las manos de Dios. «Oh Dios, haz de mí lo que quieras». La Virgen es en el pleno sentido de la palabra: Virgen de las vírgenes. La Virgen por excelencia por haber sido la Virgen Madre de Dios.

 

- Reina de todos los Santos
Como ya se ha visto en el punto anterior el título de «Reina» que la Iglesia da a María, encierra las más grandes alabanzas que sea posible darle, porque anuncia que es superior a los santos de todos los órdenes. En efecto, María conforma un orden separado en el Cielo; y para juzgar el alto punto de su gloria, hay que remarcar que Dios glorificó a su propia Madre. Por ese motivo se ha representado a los ángeles y a los santos de todo orden ofreciendo a María sus coronas, para significar que ella reina en el Cielo por encima de ellos. María aventaja a todos los Santos en virtudes y perfecciones. La Santísima Virgen María  aventaja a todo ser humano en privilegios: «Es la bendita entre todas las mujeres», es la única que puede ostentar la gracia de tener por Hijo a Dios, no por mérito propio, sino por pura gratuidad de Dios, su actitud de colaboración a los planes de Dios la hacen partícipe en la gran obra de la Redención por la que los humanos podemos alcanzar la gran dignidad de ser partícipe de la naturaleza divina, que nos hace ser Santos».

 

- Reina concebida sin pecado original
Un día 8 de Diciembre del año 1854, se proclamó el dogma (verdad irrefutable que no admite ningún tipo de cuestión) de la Inmaculada Concepción por el papa Pio IX en la bula Ineffabilis Deus:

“Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles.”

Pero no, no se trata como muchos creen o interpretan de manera equivocada de la concepción de nuestro Señor Jesucristo. El dogma de la Inmaculada Concepción, nos dice que María fue concebida sin mancha alguna y que por una gracia (María, la llena de Gracia) muy especial de Dios, estuvo libre de todo pecado y fue concebida sin la mancha del pecado original.

 

- Reina Asunta a los Cielos
Este hecho conocido también como «El tránsito» o el «El tránsito de María», es el paso de este mundo a la Gloria del Padre sin pasar por la muerte. María siempre virgen, pura y libre de todo pecado, recibe gracias a la intervención divina de Cristo, que su cuerpo y alma no se separasen en espera del juicio final, sino que más bien, ascendieran directamente al Cielo. Fue promulgado como dogma por el papa Pio XII el 1 de Noviembre de 1950:

Pronunciarnos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”

Según el experto Manuel Testa en su obra «María en los Evangelios Apócrifos de los siglos II-III» (Enero-Febrero 1989) existen vestigios de una tradición oral perteneciente al siglo II sobre la asunción de la Virgen María en la comunidad de Magdala, por parte de parientes de la Virgen quienes celebraban en Getsemaní «La Traslación de la gran pariente», en la que se comparaba la traslación de María a la de Henoc y Elias. Según Testa, los padres griegos-latinos, fueron modificando (puliendo y eliminando) estos elementos hasta dejarla como la doctrina que hoy en día se presenta.
La narración de los maravillosos eventos que tuvieron lugar antes, durante y después de la Asunción de la Virgen Santísima al Cielo, están recopilados en un documento conocido como Transitus Mariae, del que puedes leer un extracto en este enlace.

 

- Reina del Santísimo Rosario
Hay muchos grandes eventos  en la historia de la cristiandad en los que la importancia del  Rezo del Santo Rosario ha quedado de manifiesto. Es una oración revelada por ella misma a Santo Domingo. María empleó el Rosario como un medio para instruir a sus hijos sobre las verdades de su religión que no es otra cosa que la historia del amor de Dios por ellos. Ella escogió las 15 escenas más importantes de la vida de su hijo. María pidió que sus hijos meditaran sobre estos eventos mientras recitaban las Avemarías del Rosario.

En Lepanto, gracias al rezo del Santo Rosario y a la intervención de María, se obtuvo la victoria en la decisiva batalla contra las fuerza otomanas que amenazaban con destruir Europa y la Cristiandad. En Lourdes, Nuestra Señora acompañaba a Santa Bernardita Soubirous durante el rezo del Rosario, sin pronunciar palabra alguna, corría las cuentas entre los dedos de sus manos, conforme progresaba la oración. En Fátima nuestra Señora pidió de manera insistente la conversión, el rezo del Santo Rosario y la penitencia. Allí mismo, aseguró a Lucía do Santos (la mayor de las niñas videntes) que su primito Francisco iría al Cielo, pero que antes tendría que rezar muchos Rosarios.

El titulo de Reina del Santo Rosario, fue incluido por el papa León XIII en recuerdo de la Virgen del Rosario en 1883. Él mismo, era devoto especialísimo del rezo del Santo Rosario y lo promovía activamente. Así quedo expresado en la encíclica Salutaris ille spiritus sobre la devoción al Rosario y la invocación «Reina del Santísimo Rosario» – 25 de diciembre de 1883:

Nos empero, en honor de la excelsa Madre de Dios, María, para perpetua memoria de las preces con que por doquiera se ha implorado, durante el mes de Octubre, el patrocinio del Corazón de María para perenne testimonio de la inmensa confianza que depositamos en Nuestra Madre amantísima, para alcanzar mejor de día en día su propicia ayuda, queremos y decretamos que en las Letanías Lauretanas, después de la Invocación «Reina sin pecado original concebida», se añada la alabanza: «Reina del Santísimo Rosario, rogad por nosotros».

- Reina de la Familia
«Reina de la Familia» fue incluido en las Letanías, mediante un decreto de la Congregación para el culto divino, publicado el año 1995 por el papa Juan Pablo II.

A continuación, el fragmento final de la homilía de Juan Pablo II durante el Jubileo de las familias del Domingo 15 de Octubre del año 2000, en donde concluye pidiendo la protección de la familia de la «Reina de la familia».

[…]  Así pues, queridas familias cristianas, acoged con confianza la gracia jubilar, que Dios derrama abundantemente en esta Eucaristía. Acogedla tomando como modelo a la familia de Nazaret que, aunque fue llamada a una misión incomparable, recorrió vuestro mismo camino, entre alegrías y dolores, entre oración y trabajo, entre esperanzas y pruebas angustiosas, siempre arraigada en la adhesión a la voluntad de Dios. Ojalá que vuestras familias sean cada vez más verdaderas «iglesias domésticas», desde las cuales se eleve a diario la alabanza a Dios y se irradie a la sociedad un flujo de amor benéfico y regenerador.

«¡Nos bendiga el Señor, fuente de vida!». Que este jubileo de las familias constituya para todos los que lo estáis viviendo un gran momento de gracia. Que sea también para la sociedad una invitación a reflexionar en el significado y en el valor de este gran don que es la familia, formada según el corazón de Dios.

Que la Virgen María, «Reina de la familia», os acompañe siempre con su mano materna.

- Reina de la paz
El titulo Mariano de Reina de la paz, fue agregado en las Letanías de la Virgen María por el papa Benedicto XV durante los aciagos días de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En aquel entonces, Benedicto colocó al mundo entero bajo la protección de la Santísima Virgen María, y añadió esta invocación a la Madre de Dios. Promovió la veneración a María en el mundo a través de las devociones marianas del mes de mayo.
 

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